Aplicar una estrategia de marketing en redes sociales con éxito se ha convertido en el mantra de todas las empresas, sin importar su tamaño. Ya sea gestionando Facebook, Twitter, Instagram o plataformas como YouTube, la presencia en las redes es obligatoria si se quiere estar en permanente contacto con los seguidores y maximizar el alcance del público objetivo.
Sobre el papel es muy fácil, ya que solo se requiere realizar el registro en cada plataforma y listo, ya tienes cuentas activas en ellas. Sin embargo, ese es el primer paso de un camino que nunca termina, ya que tener perfiles sociales que compensen y sean reconocidos requiere mucho tiempo y trabajo.
Ese reconocimiento llega en forma de seguidores, cuya cifra aumenta progresivamente a medida que tu reputación mejora y la gente confía en tus productos o servicios, o bien si eres un influencer que captas la atención de los usuarios con mensajes certeros. Dado que conseguirlos y mantenerlos es laborioso, hay gente que se plantea si merece la pena tomar el camino largo o intentar atajar, pensando en comprar seguidores.
En este artículo vamos a analizar por qué no es una buena idea comprar seguidores, sino que es mejor ser paciente y ver los resultados a largo plazo. ¡Vamos allá!
Tener más likes mola, pero no a cualquier precio
En condiciones normales, una estrategia para atender las redes sociales correctamente se centra en el estudio y planificación de los contenidos a publicar, con una programación a varias semanas o meses vista que permita corregir errores o modificar el calendario si es preciso además de, si tienes un negocio que trabaja con colaboradores o influencers, repasar con ellos las acciones a ejecutar y ver si realmente tendrán éxito o no.
En nuestro blog hemos hablado anteriormente sobre cómo conseguir seguidores en Twitter o cómo aumentar tus seguidores en Instagram, además de analizar la mejor forma de conseguir suscriptores para un canal de YouTube. Acciones que son todo lo contrario a la compra de cuentas, algo que para lo cual buceando rápidamente en los motores de búsqueda como Google se encuentran “especialistas” que ofrecen sus servicios para engordar tu cuenta de seguidores.
Son servicios que no solo venden listas de seguidores para las redes sociales más utilizadas como Instagram o Facebook, sino que ponen su foco en las necesidades de cada cliente, ofreciendo paquetes para plataformas como Snapchat, YouTube o Twitter, entre otras. Dentro de esta oferta, existen proveedores que permiten elegir a la carta, pudiendo decidir por comprar seguidores, reacciones como el famoso “like” o si se busca más hinchar las cifras de interacciones como el número de veces que se comparte una publicación, los comentarios a una publicación concreta, los retuits o el número de descargas de un archivo que subes a tus redes.
Es tan grande la oferta que existe que hasta se puede elegir a qué tipo de clientes se quiere llegar, si proceden del mismo país que la empresa cliente o bien se buscan cuentas internacionales.
Volviendo al punto en que estos servicios ofrecen seguidores por paquetes, la técnica es sencilla: se ponen a disposición de quien lo necesite grupos de cuentas de por ejemplo 100, 1000 o 10000 perfiles que se pueden comprar todos al mismo tiempo, o bien seleccionar la opción de recibirlos por grupos más pequeños con una frecuencia determinada, simulando que son clientes nuevos reales.
Como todo negocio que trabaja por volumen, si se compran paquetes grandes habrá un descuento implícito a dicha compra, al igual que si la empresa o persona que quiera comprar seguidores está interesado en perfiles superiores, tendrá que abonar un precio superior. Analizando algunos ejemplos que encontramos en la Red, por norma general es asequible a nivel de bolsillo, puesto que no se necesita mucho dinero para engordar las cifras de seguidores. Pero repetimos y lo haremos hasta la saciedad, no es una buena idea comprar seguidores si realmente te interesa tu negocio.
¿Por qué no tiene sentido realmente comprar seguidores?
Ahora pongámonos en el otro lado de la balanza. Tienes una empresa que quieres colaborar con otra para llevar a cabo un proyecto que requiere trabajar exhaustivamente en redes sociales, y estás buscando a la candidata perfecta por alcance, número de seguidores, potencial de nuevos clientes e ingresos y que sepa manejar las triquiñuelas de las redes sacándoles partido, como por ejemplo los hashtags. Te pones a rastrear a las posibles candidatas entre una lista de empresas y seleccionas unas pocas.
El segundo paso del proceso te lleva a analizar detalladamente cada una de ellas. Parece que va todo bien, cuando de repente notas que una de las empresas ha tenido un aumento drástico de seguidores en una de sus cuentas, dando un salto de 10000 o 20000 seguidores en una semana. Lo primero que piensas es que han comprado seguidores, para lo cual intentas confirmar esto por otras vías para comprobar que ha sido así o realmente esos seguidores son reales. Cuando al final confirmas los peores presagios, descartas esta opción porque evidentemente es una empresa que no da confianza.
Entre esos perfiles que suelen ser trampa hay tanto empresas como particulares que intentan alcanzar una serie de objetivos por la vía rápida, sea como sea, pero lo único que consiguen es que a largo plazo su “negocio” se pierda por el camino y su nombre quede manchado para siempre, o bien necesiten mucho tiempo y esfuerzo para limpiar su imagen y volver a tener la confianza. Destacan en la actualidad bloggers e influencers de todo tipo para los que los likes e interacciones son imprescindibles pero no se dan cuenta que comprando seguidores no van a ninguna parte.
En Internet existen distintas herramientas para analizar si una cuenta en concreto ya sea de Instagram o de otra red social está inflada o no en cuestión de segundos. Si se prefiere, hay otros métodos de detección más caseros, pero fáciles de emplear y que pueden ahorrar dinero. Tan solo sería necesario por ejemplo entrar en la red social, ir a la cuenta con la que se quiere negociar un acuerdo y ver su lista de seguidores.
Si de repente te encuentras son muchos perfiles que no tienen foto o usan nombres difíciles de reconocer o bien que han sido generados aleatoriamente, lo más probable es que estés frente a seguidores falsos.
Todo esto nos lleva a que tener seguidores falsos no es interesante para nadie a largo plazo, sobre todo para las publicaciones que hacen las empresas o los influencers serios en sus perfiles. La interacción de los usuarios es uno de los indicadores de rendimiento (KPI) clave en el marketing online, que se puede ver comprometido con la compra de seguidores ya que su participación es nula y echan la media de interacciones hacia abajo.
Conclusión: no compres seguidores
Son todo inconvenientes: muestra poca seriedad profesional, es relativamente fácil saber si se han comprado seguidores para aparentar una fama que realmente no se tiene (o sí, pero se quiere engrandecer aún más artificialmente) y es una técnica que si bien requiere poco tiempo y dinero, una vez investigado se comprueba que los datos de interacciones son irreales, cosa que perjudicaría a la empresa que contratase los servicios de alguien que use cuentas fake.
La única vía real de conseguir fama y reputación online es la inversión en contenido de calidad que sea apreciado por los usuarios, viralizarlo para que tenga cada vez más alcance en las redes sociales y ejecutar acciones de marketing interesantes para generar usuarios orgánicos.
Los influencers pueden ayudarte, pero recuerda que debes seleccionar aquellos que son profesionales del sector y ofrecen garantías.
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Fuente: Godaddy Blog
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