La máquina de vapor la inventaron los artesanos antes de que la termodinámica fuera capaz de describir su funcionamiento. El telescopio Hubble ha revolucionado nuestro conocimiento del cosmos. Son dos ejemplos de que, en ocasiones, los avances tangibles pueden propiciar nuevos descubrimientos.
Antes de que se pusiera en órbita el telescopio espacial Hubble, en 1990, los astrofísicos tenían que mirar el cosmos a través de la atmósfera terrestre, que es como leer en un libro bajo el agua. Los astros se veían borrosos y titilantes, apagados por la contaminación lumínica. “Este instrumento ha revolucionado lo que sabemos del universo, y la tarea de repararlo (que siempre implica el riesgo de dañar o incluso destruir sus delicados componentes) conlleva una enorme responsabilidad”, escribe el astronauta estadounidense Scott Kelly en su libro Resistencia (Debate, 2018).
Fuente: El País – Tecnología
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